Y es ahora, cuando veo, cuando no tengo una venda en los ojos, que tú eres lluvia y yo fuego… Y que lo único que has hecho mientras intentaba crecer, mientras yo intentaba hacer una hoguera resistente en mi interior, era apagarme las llamas… Aunque no fuera intencionadamente dolió, y el fuego en mi interior se convirtió en lluvia también… Me hice débil, toleré demasiadas cosas… Pero se acabó. Ahora te toca a ti llorarme un río, y sentir ese vacío que yo sentía.
Así que te deseo suerte en tu vida, yo seguiré intentando ser feliz, como hacía antes de conocerte.
Karu.
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Va, no te calles que te veo!