miércoles, 14 de junio de 2017

Estoy en un punto de mi vida en el que vivo porque existo, y existo porque estoy respirando.
Mis motivaciones se han reducido a cero. Me levanto porque sé que tengo que hacerlo pero no hay impulso. Lo mismo pasa con ducharme, comer, salir de casa. Ni siquiera estoy esperando a que se acabe una etapa de mi vida o que venga la siguiente. Estoy.
No me encuentro mal, es extraño. Soy como un pez que sigue la corriente y ahora entiendo la comodidad de aquellos que no tenían metas y seguían en el camino.
Pero esto solo dura un rato... 

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Va, no te calles que te veo!